IMSS Bienestar: en terapia intensiva

Hace apenas unos días, el candidato de Morena a la gubernatura, Joaquín Díaz Mena, propuso entregar el sistema estatal de salud de Yucatán a las autoridades centrales. Este martes, esa autoridad central que sostiene que México tiene un sistema de atención clínica y hospitalaria a la altura de Dinamarca, despidió el pleno proceso electoral a cientos de trabajadores de su fallido y sepultado experimento “Instituto de Salud Para el Bienestar” (Insabi).

Con el IMSS Bienestar intubado, en el área de terapia intensiva, la llamada Cuarta Transformación no se tentó el corazón contra los trabajadores de las nueve entidades que desacataron la centralización total de los servicios médicos, y  donde el tercero perjudicado es, como siempre, una sociedad que carece de acceso a los servicios de atención médica.

En Yucatán, los afectados se apostaron frente al Palacio de Gobierno, ante la negativa de las autoridades federales de explicarles sus dos opciones: o renuncian o serán reubicados a entidades hincadas ante un centralismo que de buenas a primeras destruyó el Seguro Popular e intentó, infructuosamente, armar un Frankenstein llamado Insabi, que sepultó al tercer año, según las escrituras guindas. 

Como les informamos desde la mañana, la indignación y la incertidumbre se apoderan de los trabajadores del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) en Guanajuato, quienes se encuentran en medio de un repentino despido por parte del Gobierno Federa no obstante que el Congreso autorizó la seguridad de esa partida en el Paquete Fiscal 2024. Las protestas estallan mientras los trabajadores se enfrentan a la posibilidad de perder sus empleos o ser trasladados a otras regiones del país.

Yucatán está en la mira de la llamada 4T, al igual que los nueve estados que se resistieron a ceder la calidad de la salud estatal al fracaso tras fracaso en materia de salud en materia federal, la llamada “Tipo Dinamarca”. Sin previo aviso, personal enviado desde la Ciudad de México notifica a estos empleados de la terminación de sus contratos, argumentando la falta de recursos para mantener sus puestos actuales. Esta situación también se replica en hospitales del IMSS a nivel nacional, sumiendo a los trabajadores en un estado de desconcierto y desesperación.

En distintos puntos del país, los manifestantes bloquean vías principales, exigiendo respuestas y denunciando la falta de cumplimiento por parte del Gobierno Federal. Las pancartas y gritos expresan la frustración de quienes fueron considerados héroes durante la pandemia y ahora se encuentran desempleados.

El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoce que dejó de asignar fondos, afectando directamente la nómina de los trabajadores despedidos. La falta de transferencia de recursos ha dejado a cientos de familias en una situación precaria, mientras el Gobierno Federal parece priorizar otras agendas.

En las redes sociales, los trabajadores claman por el respeto a sus derechos, denunciando la paradoja de que, mientras se envían recursos a otros países y se brinda ayuda a migrantes, en México no hay fondos suficientes para pagarles a los profesionales de la salud. Esta situación, consideran, es una traición a la labor desempeñada y un desprecio a los trabajadores de la salud mexicanos (continuará).

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