Cenote del Cocodrilo Dorado, el paraíso escondido en Quintana Roo

El Cenote del Cocodrilo Dorado, además de ser especial por su belleza natural y las historias que lo rodean, es también un sitio que llama especialmente la atención por estar ubicado en la franja fronteriza de México con el vecino país de Belice.

Es un enigmático lugar rodeado de leyendas. Su nombre se debe a que cuando hay mucho sol, en la pendiente que ocupa uno de los lados del cenote, se forma la silueta de un cocodrilo y la luminosidad en la piedra le da un color dorado.

Los visitantes pueden nadar o bien aventurarse en la selva con algún guía que los lleve a explorar algunas de las cavernas cercanas.

Cómo llegar al Cocodrilo Dorado

El cenote se encuentra en la parte sur de Chetumal, nuestro punto de salida. Desde ahí, te tomará cerca de dos horas para llegar a un poblado que se llama La Unión, por lo que deberás seguir la carretera 186 Chetumal-Villahermosa. Al llegar al puente de intersección tomar la salida Escárcega/Campeche y seguir sobre la 186 por aproximadamente 25 km hasta llegar a la comunidad de Ucum.

Desde Ucum, tomar la desviación hacia la izquierda en la carretera Ucum-La Unión. Después de seguir esa ruta por aproximadamente 88 km llegarás a La Unión. Hay autobuses que llegan directo aunque también puedes tomar un taxi, solo calcula bien los gastos.

A partir de La Unión, el traslado al Cocodrilo Dorado lo puedes hacer en vehículo o contratar un tour que te lleve a recorrer el extenso Río Hondo, en bote.

Una vez en el sitio, te sugerimos preguntar por las condiciones climáticas del lugar, para ver si el suelo no es lodoso y tenga las condiciones idóneas para que puedas recorrerlo de manera segura. De igual forma, te recomendamos contratar los servicios de un guía experimentado que sepa llevarte por los lugares más recónditos y especiales, sugerirte paseos, actividades y además, contarte las historias y leyendas acerca del cocodrilo dorado.

Una característica especial de este cenote es que puedes llegar de dos maneras hasta su orilla. La primera es caminando, y la segunda, es descendiendo por un acantilado agrietado de 80 metros que, además de darte unas vistas panorámicas increíbles, deja ver la biodiversidad del entorno desde las alturas.

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