El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, planea nombrar al veterano diplomático Antony Blinken como su secretario de Estado, una decisión que podría señalar el regreso al multilateralismo después de que Donald Trump se apartara de los aliados tradicionales, informaron medios locales este domingo.
“Verán las primeras elecciones del presidente electo para su gabinete el martes de esta semana”, afirmó este domingo su jefe de gabinete, Ron Klain, al programa de ABC This Week.
The Washington Post y otros medios de comunicación informaron de que el puesto de asesor de seguridad nacional será para Jake Sullivan, otro asistente veterano de Biden.
De ser confirmado por el Senado, Blinken sustituiría en el cargo a Mike Pompeo, cuyas prioridades al frente de la diplomacia estadunidense incluyeron una relación sin concesiones con China y la contención de Irán.
La designación de Blinken como secretario de Estado podría contribuir a tranquilizar a los aliados tradicionales de la potencia, dejados de lado -y en ocasiones insultados- por Trump.
Eurófilo comprometido, Blinken, nacido en Nueva York, fue a la escuela secundaria en París, donde su padrastro, un sobreviviente del Holocausto, ejerció la abogacía, y luego trabajó como abogado en Francia.
Biden nombrará a sus primeros elegidos para integrar su equipo de gobierno el martes, según adelantó su jefe de gabinete, aunque Trump continúe con sus denuncias de fraude sin evidencias pese a la creciente oposición dentro de su propio partido.
El demócrata ha continuado con sus preparativos para asumir la presidencia el 20 de enero, independientemente de los intentos de Trump para impugnar los resultados de los comicios del 3 de noviembre.
Un numero creciente de republicanos han reconocido ya la victoria de Biden, o al menos han instado a la Administración de Servicios Generales – una agencia usualmente de perfil bajo que se encarga de la burocracia federal- a que libere los fondos para la transición.
Con Trump negándose a reconocer el resultado de las elecciones, a Biden y a sus principales asesores se les ha negado información sobre temas delicados de política nacional y exterior, y sobre lo más urgente, la pandemia de coronavirus que azota al país.
El ex gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien en 2016 asesoró a Trump en la transición, dijo en ABC que el equipo legal del presidente era una “vergüenza nacional”.
El gobernador de Maryland, Larry Hogan, otro republicano prominente, dijo en CNN que Trump estaba haciendo que el país pareciera una “república bananera”. Posteriormente, tuiteó que el presidente debería “dejar de jugar golf y conceder” la victoria a Biden.
Liz Cheney, la tercera republicana de la Cámara de Representantes, dijo que si los abogados de Trump no pueden probar las acusaciones de fraude, el presidente debería “respetar la inviolabilidad del proceso electoral”.
Incluso el legislador Devin Nunes, un ferviente partidario de Trump, admitió de forma indirecta en Fox News que Biden había realizado una campaña “exitosa desde un sótano”.